Son células del Dominio Eukarya pertenecientes al Reino Protista. Uno creería que pertenecen al Reino Plantae, pero no es así ya que no forman tejidos como las plantas. Las algas pueden ser organismos unicelulares o multicelulares, incluso las más grandes pueden medir hasta 30 metros de largo. Como vimos en el capitulo anterior las algas son esenciales para la vida en la Tierra, ya que producen la mayor parte del oxigeno que se respira en la Tierra, además presentan una gran diversidad como las que se mencionan a continuación.
También conocidas como algas verdeazules y son un grupo de microorganismos fotosintéticos que han poblado la Tierra durante miles de millones de años. A pesar de su apariencia simple, estas bacterias albergan desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas acuáticos. Las cianobacterias son consideradas como los primeros organismos fotosintéticos en la Tierra. Su aparición hace unos 3.500 millones de años marcó un punto de inflexión en la evolución de la vida, ya que liberaron oxígeno a la atmósfera, posibilitando la respiración aeróbica y el desarrollo de organismos más complejos.
Su color verde azulado proviene de la presencia de pigmentos fotosintéticos como la clorofila a y la ficocianina. Estos les permiten absorber la energía de la luz solar y convertirla en energía química a través de la fotosíntesis. Las cianobacterias son la base de la cadena alimentaria en muchos ecosistemas acuáticos. Además, algunas especies de cianobacterias fijan nitrógeno del aire, un proceso esencial para la fertilidad de los ecosistemas acuáticos.
A pesar de su importancia, las cianobacterias también pueden representar una amenaza para los ecosistemas y la salud humana. Algunas especies producen toxinas que pueden causar enfermedades en animales y personas. Además, el crecimiento excesivo de cianobacterias, conocido como floración de algas, puede generar problemas de calidad del agua y afectar negativamente la vida acuática. El cambio climático y la actividad humana están alterando los ecosistemas acuáticos, lo que podría afectar la distribución y abundancia de las cianobacterias. Es importante comprender mejor estos cambios y desarrollar estrategias para gestionar las poblaciones de cianobacterias de manera sostenible, aprovechando sus beneficios y minimizando sus riesgos.
Son un grupo de algas unicelulares que habitan las aguas dulces y saladas de nuestro planeta. Lo que distingue a las diatomeas es su singular pared celular, compuesta por dos valvas de sílice que se ajustan como dos tapas de una caja. Estas valvas están ornamentadas con patrones intrincados y diseños exquisitos, que solo pueden ser apreciados en todo su esplendor bajo un microscopio. El sílice les proporciona una gran resistencia y les permite flotar en la columna de agua, donde capturan la luz solar para realizar la fotosíntesis.
Las diatomeas no solo son importantes para los ecosistemas marinos, sino que también tienen aplicaciones potenciales en diversos campos. Su sílice puede utilizarse en la fabricación de materiales de construcción, filtros de agua y abrasivos. Además, algunas especies de diatomeas producen compuestos bioactivos con propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias que podrían ser utilizadas en el desarrollo de nuevos medicamentos
Los dinoflagelados son un grupo diverso y fascinante de microorganismos unicelulares que habitan las aguas dulces y saladas del planeta. Los dinoflagelados se caracterizan por la presencia de dos flagelos, estructuras en forma de látigo que les permiten moverse y orientarse en el agua. Estos flagelos se mueven en un patrón ondulado creando la impresión de un baile microscópico.
Una de las características más singulares de los dinoflagelados es su capacidad para producir luz. Algunas especies poseen orgánulos llamados dinoflagelados que emiten luz cuando se estimulan, creando un espectáculo de bioluminescencia que ilumina las aguas del mar. Esta bioluminiscencia puede servirles para atraer presas, comunicarse entre sí o defenderse de depredadores.
Las euglenas son un grupo de protistas unicelulares que se encuentran en el agua dulce y salada. Poseen cloroplastos, que les permiten realizar la fotosíntesis y producir su propio alimento, como las plantas. Sin embargo, las euglenas se desplazan gracias a un flagelo, una estructura en forma de látigo que les permite moverse y orientarse en el agua. Lo más interesante es que no todas las euglenas dependen de la fotosíntesis para obtener energía. Algunas especies han perdido sus cloroplastos y se han adaptado a una vida heterótrofa, es decir, obtienen su alimento de otros organismos. Estas euglenas heterótrofas pueden ser parásitas o de vida libre, y algunas incluso pueden ser patógenas para los humanos.
Un rasgo distintivo de las euglenas es la presencia de un ocelote, también conocido como mancha ocular. Este ocelote no es un ojo verdadero en el sentido convencional, pero les permite detectar la luz y orientarse hacia ella para optimizar la fotosíntesis. El ocelote contiene pigmentos fotosensibles y un pequeño orgánulo llamado baricilio, que les ayuda a percibir la dirección de la luz.
Los líquenes son el resultado de una simbiosis, una estrecha relación entre dos organismos de diferentes reinos: un hongo y un alga. El hongo, conocido como micobionte, proporciona estructura y soporte a la asociación, mientras que el alga, llamada fotobionte, se encarga de realizar la fotosíntesis, produciendo alimento para ambos. Los líquenes exhiben una gran diversidad de formas, tamaños y colores, adaptándose a una amplia gama de hábitats. Algunos son foliosos, con estructuras planas y lobuladas que se adhieren a las rocas o cortezas de árboles. Otros son crustáceos, formando costras delgadas sobre las superficies. También existen líquenes gelatinosos y fruticulosos, con estructuras ramificadas que se asemejan a pequeños arbustos.
Los líquenes tienen un papel fundamental en los ecosistemas. Ayudan a prevenir la erosión del suelo, fijan nitrógeno del aire y proporcionan alimento y refugio para una gran variedad de organismos. Además, algunas especies de líquenes se utilizan en la medicina tradicional y en la industria de la perfumería.
En el mundo de la botánica, existen plantas que desafían las expectativas comunes. Lejos de ser simples organismos fotosintéticos, las plantas carnívoras han desarrollado ingeniosas estrategias para capturar y consumir presas, convirtiéndose en las cazadoras del reino vegetal. Las plantas carnívoras no se limitan a un solo tipo de presa. Insectos, pequeños animales e incluso algunos protozoos forman parte de su peculiar dieta. Para atraer a sus víctimas, estas plantas utilizan una variedad de tácticas, desde colores llamativos y aromas dulces hasta trampas mecánicas ingeniosamente diseñadas.
Las trampas de las plantas carnívoras se clasifican en dos categorías principales: pasivas y activas. Las trampas pasivas, como las jarras de las plantas Nepenthes, actúan como recipientes llenos de líquido digestivo, donde los insectos desprevenidos caen y son digeridos lentamente. En contraste, las trampas activas, como las de la Venus atrapamoscas, se mueven rápidamente para atrapar a sus presas. Sus hojas modificadas se cierran de golpe al detectar un insecto, encerrándolo en un espacio hermético donde se produce la digestión.
La digestión en las plantas carnívoras es un proceso fascinante que involucra enzimas y ácidos especializados. Una vez que la presa queda atrapada, las plantas secretan enzimas digestivas que descomponen los tejidos de la presa, liberando nutrientes como nitrógeno y fósforo que son absorbidos por la planta. Este proceso les permite obtener nutrientes esenciales en suelos pobres o con deficiencias de minerales.